La mayoría de las veces pude ser partícipe de charlas en las que el tema de la infidelidad ha sido moneda corriente. Es una cuestión muy álgida y tan áspera para algunos como las sábanas de un albergue transitorio escondido en un rincón de la ciudad.
Lo que quiero impartir en esta parafernalia de ideas y experiencias oídas (y hasta presenciadas) es que NO DEBERÍA TOMARSE COMO ALGO TAN DRAMÁTICO. Sí, lo dije, no vuelvan la lectura porque es exactamente lo que acaban de leer, a veces pienso que la gente tiene más temor a la infidelidad que a la muerte misma. Quizás porque dentro del engañado son demasiadas las bombas que explotan y demasiado espeso el humo como para ver más allá de la situación y, como todo corazón sometido a un humo espeso (si me permiten la metáfora) lo único que nos queda es dejar caer las lágrimas ocasionadas por esa bocanada con gusto a decepción y a autoestima despedazada que se nos impregna hasta en la ropa.
Pero cuando el tiempo pasa y la niebla se disipa (con manotazos propios o con la ayuda de alguna persona que se nos aparece) podemos enfriar la cabeza y respirar aire puro, después de todo son estos sucesos los que nos alejan de la gente que hace daño. Lo cierto es que, cuando UNO COMPRENDE EL VALOR QUE TIENE puede sentirse en paz y pensar: “Esa persona se lo ha perdido, porque mi amor siempre fue leal y sincero”. No HAY DEMASIADO TIEMPO PARA PONERSE A PENSAR “EN QUÉ FALLAMOS” porque si bien es real que las infidelidades son producto de una falla en ambos lados, también es igual de real que hay gente que no puede evitarlo y es infiel naturalmente o, mejor dicho por traumas o experiencias pasadas, puesto que nadie nace PARA SER INFIEL.
Ahora bien, si existe la persona correcta para cada uno de nosotros (y créanme que existe) es quien nos ayudará a acomodar todo lo que se ha desacomodado en nuestro interior con las explosiones que antes nombré y ayudará, a la vez, a sacar los escombros que nos quedaron, PUESTO QUE SI HAY ESCOMBROS Y ABANDONO POSIBLEMENTE TAMBIÉN HAYA FANTASMAS, y nadie más que nosotros merece toparse de frente con fantasmas que no le corresponden, por eso tomemos el tiempo necesario para exorcizar todo aquellos que nos lastimó, antes de pensar en una relación nueva.
Para concluir este pensamiento haré una última manifestación: dicen que del engaño y la muerte nadie se salva; pues bien, la muerte es irremediable e infalible pero lo que sí es seguro es que LOS INFIELES NOS SALVAN A TODOS, nos salvan de ellos y todo su envoltorio de mentiras, lo que hay que tener en cuenta es que quienes llegan LUEGO DE UNA INFIDELIDAD, LO HACEN PARA SALVARNOS DE NOSOTROS MISMOS, para prestarnos sus manos, disipar el humo y mover de una vez por todas los escombros que nos pesan en el alma, generalmente al moverlos quedan unas raspaduras como de cicatrices pero CRÉANME, contribuyen mucho más a la felicidad las personas que suceden a las personas infieles, a eso no hay libro de autoayuda que lo explique, hay que sentirlo. Así que a todos los que alguna vez lastimaron con una traición les digo GRACIAS por todas las mejores personas que somos luego de haber sido heridos.
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